Supongo que disfruto este momento, este no ser, aunque dure unos instantes y se vaya sin que generalmente lo note. Me siento tranquila y puedo pensar, aun no estoy dolorosamente consciente de la forma que tomo en tus ojos, sólo luz y ruido de contornos no definidos, nada más y me siento libre de todo lo que creo ser, aunque se deba a que no te he mirado bien, a que no he interpretado tu disposición hacia lo que soy.
Perdona por el aroma de culpa que se desprende, bajo ningún punto es tu entera responsabilidad, esto es compartido y para ser honesta, la mitad del tiempo no sabes que estás haciendo, si es para bien o para mal, si me potencias o me limitas de alguna forma, eso lo sabemos bien y agradezco la tranquilidad que has adoptado al respecto. No me tomas en serio y me dejas destruirte un rato, criticarte, exponer tus heridas de manera cruel y a pesar de todo me miras con esperanza, continuando los rituales que de alguna manera consideras provechosos para esta ruidosa angustia.
En algún punto nos encontraremos y te darás cuenta que estabas en un error, que todo tu cuidado y comprensión me hizo estar demasiado calmada, muy cómoda para ir más allá, pero no te preocupes que no es tarde, estás justo a tiempo parar mirarme a los ojos y darme esos pinceles que ningún bien nos han hecho, déjame a cara lavada y te prometo que seré por siempre luz, por siempre ruido y no volveré a callar cuando te escuche a lo lejos, no te volveré a ignorar.