3.20.2006



Trato de alejarme pero el encanto de tu ofensa me llama, no puedo escapar y no me importa la inutilidad de mis esfuerzos, al parecer no está escrito que escape de ti y la extraña alegría que en esto encuentro, me hace sonreír con la misma mezcla de ironía, miedo y admiración que me invade cada vez que me revelas tu mundo. No puedo dejar de pensar en tu expresión, tu quemante necesidad por decirme aquellas cosas que te brindan satisfacción y también esas otras que te impulsan con su brutalidad.
Tienes la costumbre de escoger palabras dulces inyectadas con el más placentero veneno y con ellas me envuelves, me atrapas, dejándome siempre a la espera del momento de perderme eternamente en ti, en tu discurso de amor repudiado y de odios necesariamente amados, de mujeres blancas y suaves con negros sentimientos, de madres que no lo son ni en el primero momento, de ciudades que devoran y no se molestan en escupir el cuerpo.
Tantas oscuras y vitales realidades que no puedo dejar de oir y las ganas que no cesan de querer perderme en ti.

6 Comments:

Blogger Luis Ignacio (Nacho) Durán said...

Lo mismo digo, buen post. Pero me interesa saber quien es usted señorita feminista.

1:19 p. m.  
Blogger Luis Ignacio (Nacho) Durán said...

seguro podremos conversar largo y tendido sobre el tema.

1:46 p. m.  
Blogger ggarbo3 said...

Bien, asumiendo que estás frente a un espejo, diría que es una rara, no por ello menos cierta, introspección. Da da da… comienzo de nuevo (es que me acabo de levantar). Me parece un texto auto-reflexivo un tanto confuso, sin embargo, es fácil seguirte. Creo intuir que hablas sobre el otro yo, como te decía imagino una escena frente al espejo. “Ciudades que devoran y no se molestan en escupir el cuerpo”. Escupir, seguro es el término que querías emplear?

Seguidamente podrás encontrar un material que conseguí de R.S.Thomas, (no es Dylan, pero poeta galés también). Te dejo la versión en inglés y español, tú elige la que más te llegue.

The furies are at home in the mirror;
it is their address.
Even the clearest water,
if deep enough, can drown.
Never think to surprise them.
Your face approaching ever so friendly
is the white flag they ignore.
There is no truce with the furies.
A mirror's temperature is always at zero,
it is ice in the veins.
Its camera is an x-ray.
It is a chalice held out to you
in silent communion
where gaspingly you,
paratake of a shifting identity
never your own.


Las furias están en casa en el espejo;
esta es su dirección.
Incluso el agua más clara,
si es lo suficientemente profunda, puede ahogar.
Nunca creas que vas a sorprenderlas.
Tu cara, que se aproxima incluso tan amistosa,
es la bandera blanca que ellas ignoran.
No hay tregua con las furias.
La temperatura de un espejo es siempre el cero,
es el hielo en las venas.
Su cámara en un rayo X.
Es un cáliz ofrecido a ti
en silenciosa comunión,
donde con un grito ahogado
toman parte de una identidad cambiante,
nunca la tuya propia


No Truce with the Furies, from Reflections, R.S. Thomas.

11:14 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mmmmm, creo que todo texto, sin importar de lo que se escriba, es como mirarse en un espejo, nuestros deseos plagan cuanto nos rodea, presentándose en todo lugar y moviéndonos constamente. A pesar que este texto no fue escrito pensando en mi, siento que estoy ahí y que a veces puedes verme.
Con respecto al otro yo....no sé si sería una noción que utilizaría, a veces no me siento lo suficientemente integrada como para hablar de un yo.....menos de un otro yo, son más bien pedacitos de mi, parcelas como usted bien dijo en una ocasión, que van saliendo a la luz a medida que se lo permito o se les antoja.
Gracias por el texto, me quedo con la versión original, ahora me voy a dar una vuelta por su blog....a ver que cositas nuevas encuentro

3:41 p. m.  
Blogger . said...

El mensaje anterior es mio (.), pero por algún misterio de la red, quedó como anónimo

3:57 p. m.  
Blogger gallardo said...

Creo que ahí hay cierta lucidez que me gusta, esta mezclada contigo, esta compuesta a partir de ti, a ti regresa una y otra vez.
Ese de quien hablas, a quien amas, es el que odio.
Que hacer para merecer tus palabras?
Las quiero todas, como una flecha envenenada, contra mi pecho, ese que a veces sangra.

8:01 p. m.  

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