5.11.2006


Supongo que es verdad, supongo que efectivamente la culpa es propia y el dolor se ha basado en mi propio deseo o el temor a éste, nunca se me hizo tan evidente como ahora.
La que me hace querer morir es la que me ignora en el espejo, a quien desconozco, nada más, nada menos, sólo una imagen ajena que busca adueñarse de cuanto soy, matando de manera cruel y tremendamente visible a una parte de mi que ni siquiera he llegado a conocer, no sé si me es útil, no sé si perderla matará esta voz que no siempre encuentra salida, no sé si es la responsable por las sonrisas y descansos que me acompañan. No sé que está en juego pero sé que estoy perdiendo. Siento como el corazón me late en la garganta y pierdo control sobre mis expresiones y mi respiración ¿Mi corazón querrá huir también?, supongo que tiene miedo, tanto miedo como yo. Después de pensar mucho sobre tu existencia y tus planes, me doy cuenta que no hay peor tirano que el que va sintiendo el dolor que provoca, disfrutándolo, siempre buscando más, dejando el deseo siempre deseo, jamás satisfecho.
Supongo muchas cosas y la cabeza se me vuelve un lugar desierto a la fuerza, como si todos los pensamientos, experiencias y emociones hubiesen querido presentarse al mismo tiempo, chocando violentamente, una y otra vez hasta casi desaparecer, dejando solamente una nube demasiado oscura y espesa, que me permite sólo asumir, creer ver algo que al final será lo que quiero ver, lo que me sirve ver para mantener esta situación de incertidumbre, todo se reduce al miedo ¿cierto? en eso te confías y sabes que casi cualquier cosa me parecer más soportable que la cruda certeza de la propia mirada y por hoy casi triunfas.