
A veces creo que no debería pensar, simplemente no debería tratar de entender ¿No es acaso en ese esfuerzo de compresión que muchas mentes se pierden? Sumergidos en la locura más solitaria, esa llena de malestar y una sed nunca saciada porque la respuesta no llegó, encontró un nuevo escondite y quien la buscaba ya ha perdido la noción sobre cómo llegar a cualquier sitio más que el actual e incluso éste tambalea. Tanto esfuerzo apuntando a desentrañar un significado, aprehender algún sentido y al final la palabra se come al mundo, sin dejar lugar para otra cosa. Me sobran palabras, todas hambrientas, todas esperando su turno, afortunadamente parecen haber perdido el rumbo, alejando sus ansias devoradoras.
Mediodía, se acabó el esfuerzo, estoy un poco desorientada, pero me duele menos la cabeza y parezco estar quedándome sin explicaciones. Quizás eso no sea tan malo.