1.08.2006

¿Para Qué Salvarnos?


Si sólo necesitamos dos para realizar esta labor, si sólo está en nuestras manos salvar este momento y lugar, la tarea parece imposible cuando echas tu aliento sobre mi cuello y susurras mi pérdida, cuando haces evidente que ya no tengo mis alas, cuando haces sangrar mis ojos con la luz cegadora que sueles usar para confundir a los barcos en altamar y provocar esos accidentes que disfrutas sin siquiera mirar la totalidad de los resultados, porque sólo ese es el momento que amas, el choque y a veces la explosión de todo elemento, el sonido, la energía que se desprende y el caos que precede. ¿Es por eso que te esfuerzas en hacerme fracasar? ¿Para sentir ese último choque, la confusión final? Parece no importarte el lazo que une nuestros finales, mi caos lo será también para ti y no tendrás tiempo para gozar las visiones y sonidos de mi cuerpo chamuscándose y perdiendo, en el exterior, toda semejanza humana, porque algo similar te estará ocurriendo a ti, pero tú no sentirás dolor, no gritarás ni caerás en la desesperación. Lamento decirte que no volverás a sentir en lo absoluto, estarás atrapado en un rincón oscuro, seco y profundo, donde nunca volverás a provocar nada a nadie.

1 Comments:

Blogger Moumon said...

ojalá!, pero parece que siempre hay ojos con esas luces ,me da miedo encontrarme con uno de esos de nuevo

2:30 a. m.  

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